miércoles, 24 de noviembre de 2010

Amanecer.

De la noche van desapareciendo sus destellos, cual hermosa capa oscura con diamantes, cae, como las vestimentas de una dama del alba.
Poco a poco.
Deslumbrando por su claridad desnuda. Su velo se desvanece en el horizonte, se desprende de sus opacos ropajes.
La noche expira.
Se desnuda el día.
La luna cesa su llanto.


El cielo palidece, y la oscuridad se rinde al sol.
El cielo se convierte en oro.

En la desnudez del día, me siento insegura, vuele a cubrir con tu capa, Luna, los cielos.

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